Los gatos son animales territoriales. Eso quiere decir que éstos tienen una relación muy fuerte con el territorio que ellos estiman como suyo. Tanto es así que cuando consideran que éste está siendo amenazado por un ocupante pueden surgir roces y disputas. Y aunque generalmente estos problemas suelen presentarse entre animales, también pueden acontecer hasta con sus mismos dueños.
¿Qué es el territorio para nuestro gato?
Lo primero que hay que saber es qué es “territorio” para nuestras mascotas, porque difiere un poco de lo que podemos llegar a pensar. Para los gatos no hay un único territorio y éstos no tienen una única entidad, sino que existen varios territorios dependiendo del uso que le dan a éstos.
No existe un número concreto de zonas que el gato cree “dominar”, pero sí existe una pequeña agrupación de éstas. Los gatos tienen tres tipos de territorios: el de juego, el de descanso y el de exploración.
Y, ¿qué hace el gato para delimitar esas zonas que ha establecido él mismo? Las marca de diferentes maneras, marcas que usa para otras razas de animales o para los demás gatos. Esas marcas pueden ser olfativas, a través de sus feromonas rozándose contra los objetos con su barbilla, frente y cola, o visuales, con arañazos o las temidas por todos “marcas de orina”, que también se conoce como marcaje.
El marcaje suele ser un comportamiento casi exclusivo de los gatos machos no castrados, aunque hay excepciones en las que se manifiesta en gatos previamente castrados o en gatas. Las gatas que lo hacen adoptan la posición típica del gato macho, levantando la cola y rociando directamente hacia atrás.
Volviendo a las marcas olfativas, las que crea restregándose contra cosas, debemos aclarar que el territorio de un gato no es solo un espacio físico, también pueden ser objetos animados o inanimados. Esto quiere decir que igual que marca un juguete, puede marcar tu pantalón o incluso a otros animales de la casa.
Para hacerlo ya hemos dicho que se roza con esos objetos colocando en ellos las feromonas olfativas. Éstas son imperceptibles para nosotros, pero no para otros animales. Y lo puede hacer con la frente, con la barbilla o con la cola.
La sensación de propiedad de los gatos y su necesidad de rutina hace que mientras sus territorios no se vean alterados éstos estarán tranquilos y seguros. Si alguno de sus territorios se altera, por la razón que sea, el hábitat del gato se verá alterado y el gato puede sufrir síndromes de ansiedad felina.