El gato negro en Europa siempre ha estado marcado por una vieja superstición que se remonta desde mucho tiempo atrás, desde la Edad Media. Pero lo curioso es que esta mentalidad no ha desaparecido con el paso del tiempo, sino que ha permanecido hasta nuestros días, en los que ver un gato negro es para muchos un mal presagio.
Desgraciadamente, es el gato quien ha sido la principal víctima de esta superstición, con resultados para él muchas veces trágicos.
El origen de la “leyenda negra” no es por culpa de los propios gatos. La culpa es de absurdas creencias que relacionaban a este tipo de gatos con el maligno.
Al principio, el gato era un felino salvaje. En Europa, el gato montés de Eurasia estaba muy difundido. Sus ojos verde dorado le llevaron a ser perseguido en la Edad Media, al igual que los hombres que tenían ojos verdes o cabellos rojizos, signos (según se pensaba en esa época) relacionados con el diablo.
Los Cruzados utilizaron a los gatos para luchar contra las invasiones de ratas negras que ellos mismos habían importado en sus barcos traídas de Oriente. El gato se propagó. Se convirtió entonces en el protector del Hombre porque acababa con las ratas portadores de la peste. Durante las grandes epidemias, el gato era un aliado muy valioso.
Sin embargo, en lugar de reconocerle el merito a estos gatos, en Europa el gato negro fue relacionado por la Iglesia a creencias diabólicas. Desde la Edad Media, la Inquisición y la Iglesia persiguieron al gato negro asociándolo con las brujas. La iglesia quería luchar contra los ritos paganos, muy arraigados en la gente, y se inventó la imagen de que el gato era demoníaco. Para la iglesia simbolizaban el mundo de las tinieblas que alejaba al buen cristiano del camino recto. Difundían que participaba en aquelarres y que era la representación perfecta de Satanás.
En 1561 un proceso acusaba a las mujeres de transformarse en gatas para seguir realizando aquelarres. Estos procesos acababan siempre con la muerte de las acusadas pero también con la de los pobres animales, que eran juzgados como personas.
Alrededor del S.XVIII las mentalidades europeas comienzan a evolucionar, aunque lentamente. Esta evolución se debió, sin lugar a dudas, a la importación de Oriente de gatos Angora y gatos Persas. En 1765 se funda la primera escuela veterinaria, una revolución enorme ya que la idea de cuidar a un animal es completamente nueva. El estudio del mundo animal señala el fin de varios siglos de oscurantismo en los que los gatos negros fueron despreciados.