La ronroterapia. El nombre de esta terapia puede que nos haga reír, pero es más seria de lo que parece, os lo aseguro. Y es que los gatos presentan efectos terapéuticos reales y éstos cada vez se estudian más. El ronroneo de los gatos nos alivia, libera tensiones, alivia problemas de insomnio, libera pensamientos negativos, etc.
Las noches que llego estresada a casa y sin ningún deseo de comunicarme con los humanos, cojo a mi gato, lo pongo en mi regazo y le cuento mis preocupaciones. Acurrucado en mis piernas el pequeño me escucha sin contradecirme y su ronroneo me tranquiliza. Y cuando no tengo nada más que decir, sigo acariciándole en silencio. Y poco a poco, sin darme cuenta, voy sintiéndome más feliz. No sé si vosotros experimentáis las mismas sensaciones que yo.
Varios estudios recientes muestran que la gente que vive con un gato goza de una mejor salud mental que la que vive sin él. Todos los propietarios constatan que, día tras día, el poder de su compañero con garras le hace sentirse mejor.
El inventor de la ronroterapia es el francés Jean-Yves Gauchet. Y lo mejor de todo es que la terapia surgió casi sin buscarla. Cuando Jean buscaba información para un blog de ciencia que dirigía, descubrió un estudio de la asociación Animal Voice sobre la comunicación animal.
En el estudio vio de forma estadística como después de lesiones o fracturas, los gatos tenían cinco veces menos efectos que los perros, y que los mininos recuperaban la forma mucho antes que los canes. Y partiendo de ahí empezó a pensar en la hipótesis de un verdadero efecto restaurador del ronroneo.
La hipótesis planteaba la posibilidad de que gracias a la emisión de este sonido los gatos son más resistentes a situaciones peligrosas. Y es que éstos “vibran” de felicidad cuando se están durmiendo, pero también lo hacen cuando sufren o cuando están inmersos en situaciones de estrés intenso.
Jean-Yves Gauchet publicó un artículo sobre el tema y buscó voluntarios para probar los poderes del ronroneo con un CD de treinta minutos. El gato “protagonista” del CD se llama Rouky, y es el gato de uno de sus primeros pacientes. Los resultados del estudio hablan por sí solos: doscientos cincuenta "conejillos de indias" sintieron mayor bienestar, mayor serenidad y mayor facilidad para conciliar el sueño.
Desde un punto de vista puramente físico, estos sonidos son vibraciones de sonido en bajas frecuencias (de veinticinco hasta cincuenta hertzios). Estas frecuencias son utilizadas por los fisioterapeutas, en ortopedia y en medicina deportiva para reparar fracturas de huesos, para tratar músculos lesionados y para acelerar la curación. Los compositores de música de cine también utilizan estas frecuencias para despertar emociones.
Escuchar el ronroneo de un gato hace que se active la producción de serotonina, la llamada “hormona de la felicidad”, que participa en la calidad de nuestro sueño y en nuestros estados de ánimo. Recientemente se ha estudiado que incluso son beneficiosas reducir el desfase horario y la fatiga asociada al jet lag.
Para terminar me gustaría dejaros una pregunta. Sabemos que los gatos ronronean para sanarse y sentirse mejor, pero ¿creéis que también ronronean voluntariamente para hacer el bien en nosotros? A mí me gustaría creer que sí. Como dato os dejo el testimonio de una psicoanalista que sostiene que su gato está en sus sesiones y que éste se queda en silencio en su lugar, salvo en las situaciones más difíciles, cuando se sube al diván con los pacientes.