Además de ser excelentes compañías para el juego, los gatos son verdaderos ejemplos para los niños. Y es que entre otras cualidades, estos animales, destacan en este reino por su limpieza y exactitud en los horarios. Por ello, aunque no lo creas, o no lo adviertas con facilidad, a través de un gato puedes comenzar a formar conductas y hábitos en tu hijo.
Los gatos, por lo general, y si posees una especie de ellos en tu casa debes saberlo, rigen su vida por horarios a los que los acostumbres, es decir, su reloj biológico les indica cuál es su horario habitual para comer, dormir y jugar.
Los horarios del gato influyen positivamente
En esta condición puedes apoyarte para influir en el niño. Recuerda que si rompes estos horarios, tu gato puede padecer de estrés, la cual si no es advertida a tiempo traerá efectos negativos.
Cómo manejar el tiempo y programarse para sus obligaciones son otras habilidades que podrás desarrollar en un pequeño a través de un gato. Si el niño desea jugar con el gato, puedes habituarlo a que haga sus tareas, etc. antes, para que después pueda compartir con su mascota.
Implicación en los cuidados del gato
Al igual que el resto de los animales domésticos, los gatos necesitan de cuidados para mantenerse saludables y con un pelaje hermoso. Puedes apoyarte en esto para que el niño cree responsabilidades. Como dueño de ese minino, que tanto deseabas, debes darle de comer, cepillarlo, y jugar con él. Intenta vincularlo además con los cuidados veterinarios. Esto, además de aumentar sus conocimientos, le ayudará a cuidar mejor a los animales y a ser más consecuente con sus acciones.
Por otra parte, especialistas aseguran que criarse con un animal, y es decir, con un gato o perro, refuerza la empatía. Si eres de los que respetan a los animales y no gritas o haces movimientos que espanten a las mascotas puedes estar seguro que lograrás este efecto en tu niño.
Influencia de la higiene gatuna
Como mencionaba anteriormente, los gatos son ejemplo con la limpieza. Es fácil percatarse que pasan la mayor parte del tiempo acicalándose y lavándose su cuerpo con la lengua. A través de ello, puedes potenciar la higiene personal del infante y su interés por mantener limpio el entorno. Los gatos son animales muy limpios, al punto de rechazar los comederos sucios y las cajas de arena sucias.
Es el juego la forma a través de la cual los animales aprenden y desarrollan sus instintos. El intercambio del niño con el gato es una manera divertida de ejercitar su cuerpo y desarrollar sus potencialidades. Además, ambos liberarán energía durante el juego, al tiempo que evitarán el estrés.
Menos problemas de salud
Un estudio realizado por la Universidad de Finlandia entre 397 niños menores de un año demostró que los bebés que conviven con un perro o un gato tienen menos problemas de salud y, por supuesto, crecen más fuertes.
Asimismo, se demostró que aquellos niños que poseen mascota se resfrían menos durante el invierno que aquellos que no tienen. De igual forma, los pequeños que poseen mascotas sufren menos de enfermedades respiratorias y del oído, y disminuyen los riesgos de depresión.
El sistema inmunológico de los niños también se fortalece con los paseos que realizan cuando acompañan a los gatos o perros en sus recorridos diarios. La investigación realizada por la Universidad de Finlandia concluyó que los infantes que disfrutan de la compañía de perros y gatos padecen infecciones de oídos, en un 44 por ciento menos, y necesitan tomar antibióticos, en 29 por ciento menos.