Habrás comprobado que tu gato se pasa gran parte del día aseando su precioso pelaje con su lengua. Nosotros podemos ayudarle en ese acicalamiento diario con unos cuidados de su pelaje. Si acostumbramos al gato desde pequeño a estos cuidados, éstos pueden ser un verdadero placer para el gato al convertirse en adulto.

Debemos cepillar el pelaje del gato con la ayuda de un cepillo para eliminar el pelo muerto y evitar que éste se los trague en su higiene personal diaria. Además estaremos evitando la formación de nudos en los gatos de pelo largo y estaremos haciendo que el pelaje recobre su volumen.

El cepillado lo realizaremos con una frecuencia de cuatro días a la semana en los gatos de pelo largo y de dos días a la semana en los gatos de pelo corto. Si acostumbramos al gato desde pequeño al cepillado, éste puede ser un momento de relax para ambos y puede uniros mucho.

Los cepillos de púas metálicas son los más eficaces para esta tarea. Éstos permiten agarrar el pelo desde su base. Tienes que cepillar el pelo en la dirección del crecimiento del pelo. Con los cepillados comprobarás que los gatos generalmente disfrutan por la zona del cuello y del mentón, y que se muestran un poco más ariscos en la zona baja de la espalda y en el abdomen.

En los gatos de pelo largo con un montón de capas (como en el caso de los persas), los nudos tienden a formarse en áreas de fricción: detrás de las orejas, debajo de las patas delanteras y traseras, y debajo del vientre. Estos nudos debemos retirarlos tan pronto como se formen con un peine de dientes apretados. Si esperáramos demasiado tiempo, todo el cuerpo podría recubrirse de enredos de pelo imposibles de desenredar y la única solución sería cortar el pelo.