¿Un gato en la familia? ¡¡Claro que sí!! La relación entre los gatos y los niños es muy interesante, y ambos pueden aprender el uno del otro. Tan solo hay que tener claras una serie de nociones, y en el siguiente artículo trataremos de verlas.

La relación con un gato le permite al niño desarrollar el sentido de la responsabilidad desde pequeños, algo muy útil para su vida futura. El desarrollo de la responsabilidad a edades tan tempranas no es fácil de inculcar, y gracias al cuidado y al respeto que deben tenerle al minino, la adquirirán sin que nos demos cuenta.

Además con la relación temprana entre ambos el niño desarrollará menos alergias a pelos y plumas. Pero, eso sí, los niños muchas veces son demasiado “efusivos” con los animales, por lo que tendremos que enseñarles a ser respetuosos con ellos.

La relación de un gato y un bebé es diferente, pero si hacemos las cosas correctamente tampoco habrá problemas. La reacción de un gato a un bebé dependerá de su herencia genética, de su personalidad y de la experiencia que el animal tenga con ellos.

Para reducir el riesgo de problemas, lo primero es respetar el lugar del animal dentro de la familia. O lo que es lo mismo: no debemos perturbar su territorio y las zonas tranquilas de éste.

Cuando el pequeño empiece a andar debemos prestar a tención a que éste no toque las zonas en las que el minino come, descansa o duerme. La caja de arena debe ponerse totalmente fuera del alcance de los niños.

La llegada del bebé también puede perturbar el territorio olfativo de nuestra mascota, lo que puede llegar a manifestarse con cambios en el estado de ánimo. Para mitigar al completo estos problemas, existen en el mercado productos que contienen feromonas que podremos utilizar para calmar a nuestra mascota.

Debemos ser capaces de demostrarle al animal que la llegada del bebé a casa no es un evento negativo. Alimentos ricos para él y una mayor atención de lo habitual pueden ayudarnos. Cuidado también con no perturbar las rutinas de nuestra mascota demasiado. Si la llegada del bebé traerá cambios, impleméntalos poco a poco (si es antes de la llegada del pequeño, mejor).

Pasados los primeros meses con los pequeños, a la mayoría de los gatos les encanta estar rodeado de niños, porque significa más movimiento en casa y más atención para ellos. Eso sí, a los gatos no les gusta que los persigan ni que estén todo el día encima de ellos, así que enseña a tu hijo a dejar al animal tranquilo cuando quiera refugiarse en sus lugares seguros y desconectar en soledad.

Y queremos terminar el artículo mostrándoos comportamientos que podemos inculcar en los pequeños para que poco a poco se conviertan ambos en amigos inseparables de los gatos.

Debemos enseñarles lo que decíamos anteriormente, no seguir a los gatos a todas partes y dejarles espacio si ven que no quieren estar con ellos. Igualmente es recomendable enseñarles los mejores lugares para acariciarles. La parte superior de la cabeza y el lomo son los mejores lugares. El estómago es un lugar a evitar, ya que muchos gatos son muy sensibles en esa zona y pueden incluso atacar para defenderse.

También es importante enseñarles a nunca tirarles de la cola, a dejarles comer y dormir tranquilamente, a lavarse las manos tras acariciar al animal, a jugar con el gato, a cuidar de su pelo o de su higiene en general, etc. Todo esto hará que los gatos y los niños se conviertan en amigos del alma.