Seguro que alguna vez has tratado de mojar a tu gato, aunque solo sea unas gotitas, y has comprobado su reacción: ¡odia el agua! Y es que la gran mayoría de los gatos odia el agua. Pero ¿por qué ese odio? En las siguientes líneas trataremos de desentrañar el misterio.
Y es que a los gatos el agua no les gusta por regla general. Les gusta muy poco mojarse solo un poco, así que imagina lo que debe ser para ellos meter el cuerpo entero, cabeza incluida. El origen de este miedo lo encontramos precisamente en los orígenes de los gatos.
La mayoría de las razas de gatos proviene de Oriente Medio y de regiones desérticas. Solo con la evolución de estos animales fueron conociendo zonas boscosas en las que el agua era más frecuente. Esto explica porque muchos gatos no tienen confianza en ese líquido extraño y porque otros sí la tienen.
Un claro ejemplo de éstos últimos sería los gatos Bosque de Noruega, nacidos y crecidos al lado de grandes lagos y ríos. Éstos no tienen ningún problema con el agua e incluso se dan un baño de vez en cuando. Razas amantes del agua también podemos encontrar a los Maine Coon y a los siberianos.
Lo más extraño de todo es que los gatos son grandes nadadores, siendo esta habilidad algo innato y natural para ellos. Ojo, eso no quiere decir que podamos tirar a nuestros gatos a la piscina, ¿eh? De hecho no debemos dejar a un gato sin supervisión en un lugar donde haya un recipiente de paredes lisas con agua ya que podría caer y tratando de salir de él desesperadamente podría morir ahogado.
Y ahora es cuando puede que te pregunte: “si no les gusta el agua, ¿por qué se arriesgan a caminar cerca de ella?”. Pues la respuesta es paradójica pero muy cierta: ¡¡a los gatos les encanta el agua!! Verla, no tocarla, pero les encanta. Seguro que le has visto más de una vez mirando embobado el agua que sale del grifo. Es un líquido que se mueve, que no se detiene, y es misteriosa para ellos. Por eso el grifo que gotea es un poco como la televisión de nuestros gatitos.
Pero lo que está claro es que generalmente no se tirarán voluntariamente al agua. De hecho son animales que nunca han aprendido a pescar, como los osos, por ejemplo. Los gatos no asocian que el río está lleno de peces.
Y una vez sabidos todos estos datos… ¿podemos acostumbrar a nuestros gatos al agua?
La respuesta es que sí, pero debemos hacerlo de una forma paulatina y, si puede ser, desde una edad muy temprana. Siempre utiliza agua caliente (ya sabes lo que les gusta a los gatos el calor) y, sobre todo, hazlo en un lugar tranquilo, con poca gente y poco ruido alrededor.
Lávalo en un pequeño recipiente en el suelo que no resbale. Así irás acostumbrándole poco a poco al animal a ese extraño líquido, y con el paso del tiempo será algo natural para tu mascota.
Y me gustaría terminar con otras de esas paradojas que veíamos antes. Y es que el miedo al agua es algo que también se aprecia en sus hermanos mayores, los grandes felinos, aunque no en todos. A los leones o a los guepardos les cuesta cruzar un río y solo lo hacen por extrema necesidad. En cambio los jaguares o los tigres disfrutan del agua, cazan habitualmente e incluso nadan contentos. La naturaleza es extraña y caprichosa muchas veces, ¿verdad?