Los gatos, al igual que los seres humanos, necesitan de unos cuidados mucho más específicos al llegar a la vejez. Seguro que la primera pregunta que te viene a la cabeza es la lógica: ¿a qué edad tienen que comenzar esos cuidados?
El gato cuando llega a los 10 años de vida entra en la vejez, así que es a partir de esa edad cuando debemos prestar una mayor atención a ciertos aspectos. Envejeciendo, el animal cambia. Su comportamiento evoluciona y sus necesidades también. Y es importante que nos adaptemos a esas necesidades para que tanto la vida del animal como la nuestra sea la mejor posible.
Al igual que pasa con los humanos, la salud de los gatos en la vejez se resiente. El riesgo de enfermedades respiratorias, renales y digestivas aumenta. Por ello es importante que llegados a estas edades aumentemos aún más el cuidado veterinario del animal.
Las revisiones veterinarias periódicas pueden detectar cualquier patología con prontitud, lo que nos asegura que podremos tratarla a tiempo. Lo ideal a estas edades es acudir al veterinario al menos dos veces al año. De esta forma nuestra mascota estará perfectamente cuidada.
Una alimentación correcta también es esencial llegadas estas edades. Enfermedades como la diabetes o las patologías renales son propensas a aparecer en gatos de estas edades. Además conforme más avanza su edad, menor es su actividad, por lo que mayor es el riesgo de padecer obesidad.
Así que ya puedes intuir que tendremos que adaptar la alimentación del animal a las nuevas necesidades. Ésta será equilibrada y sin excesos. Las dietas adaptadas a esta edad tienen un menor contenido de proteína y son más ricas en fibra.
Antes hablábamos de que el gato viejo tiende a moverse menos, pero debemos evitarlo en la medida de lo posible. Todos tenemos tendencia a pensar que al ser ya mayor lo mejor es dejarlo tranquilo descansando, pero es un error.
Es normal que su actividad baje porque sus articulaciones se resienten y porque su curiosidad ha disminuido, pero es importante que se mueva para evitar el sobrepeso y el deterioro de sus sentidos. Estimúlalo jugando con él y haciendo que sus sentidos no dejen de trabajar.
Y por último te aconsejamos ser tolerante con sus comportamientos. Su actitud cambiará al llegar a la vejez, al igual que ocurre con nosotros. Los gatos celosos, se harán más celosos. Los gatos poco sociables, se harán más huraños aún. Y así sucesivamente.
Por eso lo ideal es aceptar que poco a poco la forma de actuar de nuestra mascota variará. Aunque eso no quiere decir que se lo aceptemos todo, claro está.