Ante todo buenas noches, y daros la enhorabuena por este foro tan enriquecedor.
Os cuento, yo no he sido nunca un gran amante de los gatos, de echo he espantado a más de uno que se ha acercado por casa ya que tengo pájaros. El caso es que en Agosto llegó a casa un gatito de un par de meses aproximadamente, maullando, con garrapatas y medio deshidratado, andaba como de lado; rápidamente le di agua, comida, y le quité las garrapatas. El animalillo no se separaba de nosotros y nos mostraba un afecto superlativo, además de una gran conprensión cuando no lo dejábamos entrar a casa o le reñiamos algo. El problema es que a final de Agosto tuvimos que marchar de esa casa que tenemos a las afueras y volver a nuestro piso. Lo dejamos allí con una tolva de pienso y agua, voy con mi hija a verlo y llevarle algún "extra" entre semana aparte de los Domingos que solemos pasarlos alli. De momento no se ha marchado, todo lo más anda por las proximidades de la casa y sale de la valla de la casa, pero siempre está por allí. Cuando nos ve todo son ronroneos y caricias y la verdad es que cada vez se me parte más el alma al dejarlo allí, pero muchos son los inconveniemtes que veo de traer al piso, por cierto es un macho, un romano gris, de esos con "botines blancos".
¿que opináis y que me aconsejáis? gracias a todos, un abrazo.