Deja al gato nuevo en el trasportín y que el “dueño de la casa” se acerque a olerlo durante unos minutos.
Después de esta “presentación preliminar ” déjalos en partes separadas de la casa de modo que puedan olerse por debajo de la puerta, pero sin poder verse ni atacarse. Esto durante un periodo mínimo de 2 semanas.
Mientras cada gato esté en esta fase de “confinamiento separado”, cambiales la arena, pon la de uno (con caquitas y todo) en el sitio del otro y viceversa. Así se irán acostumbrando a sus nuevos olores.
Llegó el día de presentarles con “puertas abiertas ”. No hagas movimientos bruscos y estate atento a cualquier amago de ataque, en cuyo caso hará falta que te impongas con un fuerte NO dirigido al gato atacante (NUNCA le pegues, los gatos no entienden el castigo y no conseguirás nada), seguido de su vuelta al “confinamiento” (del atacante) durante un rato (más o menos una hora), tras lo que se vuelve a repetir la presentación. Esto se repite las veces que haga falta.
Tenles sólo juntos cuando alguien esté presente y les pueda vigilar . Cuando no estés en casa tenlos en cuartos separados hasta que su aceptación el uno por el otro sea total y absoluta.
Los animales esterilizados son menos territoriales, esterilízalos y evitarás futuras peleas.
Dales premios cuando se porten bien el uno con el otro. En especial al gato que ya tenías, para que no se sienta desplazado por el nuevo, y mímales mucho más de lo habitual.
Incítales a jugar juntos participando tu al principio con una cuerda o similar.
Si les gusta la malta o el paté, úntales un poco la boquita o alguna patita con ello para que el otro le lave y creen vínculos. Esto sólo en caso de que ya medio se acepten, claro, porque de lo contrario puedes empezar una pelea.