Conocimos a Darwin una fría noche en la que literalmente se plantó en la puerta de una voluntaria, abatido y enfermo, esperó hasta que le dejamos entrar en vista de su lamentable estado. Vino en busca de ayuda y su instinto no le falló. Estaba deshidratado y muy flaco, con dificultad para respirar debido a una fuerte infección, sus ojitos estaban cerrados y su boca llena de heridas.
Es muy triste pensar que posiblemente este gatito ha conocido un hogar en el que quizá le hicieron un poco de caso hasta que tuvo su primer celo y se fue de excursión, cuando regresó de sus peripecias nadie le estaba esperando para atenderle. A saber cuánto tiempo estuvo vagando y malviviendo, sin comprender qué había hecho para merecer ese destino tan cruel.
Aún después de un mes se le nota triste, debe haber sufrido mucho y a pesar de que ha superado su infección tras un intenso tratamiento y ha cogido peso, se encuentra todavía en proceso de recuperación. Por desgracia, ha dado positivo en inmuno, y su estancia en la calle en frías noches hizo que empeorara.
Cuando por fin pudo abrir sus ojitos pudimos contemplar un precioso y brillante mar en el que perderse contemplando su inmensa dulzura.
Le encanta dormir a pierna suelta, es muy tranquilo y apacible. Busca mimos, le gusta mucho la compañía humana y se pirra por que le cepillen el pelo. Es muy limpito y sabe usar perfectamente el arenero.
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