Os cuento la historia de Cascabel, una gata que iba a ser el "juguete" de un perro.

Una compañera se encontró por la calle con un par de gitanos que llevaban arrastrando una gatina siamesa como de unos tres meses que iba ahogándose no solo porque iba atada por el cuello con una cuerda sinó porque está muy mal de catarro, les preguntó dónde la habían encontrado y qué iban a hacer con ella a lo que le contestaron que era de ellos y que la llevaban para que su perro jugara, que le gustaban mucho y que estuviera tranquila que no la iban a matar, ella intentó convencerles que no les iba a llegar muy lejos en esas condiciones en las que estaba, que cuidaba gatinos y sabia de lo que hablaba, que había que cuidarla y darle antibióticos y que durmiera caliente que si no se les iba a morir, les pidió que se la dieran para cuidarla pero no querían claro a esta chica y se le ocurrió ofrecerles dinero, aún así le costo convencerlos, ella estaba muy nerviosa y no sabia cómo disimularlo pero al final logró salvarla de una muerte segura.

La tiene acogida en su casa en espera de que salga un buen adoptante para ella y nos cuenta nunca vió gatina más mimosa, casi no puede respirar y no deja de ronronear, no se quiere bajar del cuello y te toca la cara con las patinas y echa unas miradas de infarto.  La gatina está cuidada y recibiendo tratamiento para el catarro y los ojos, los tiene sensibles.

Le puso de nombre Cascabel porque llevaba uno colgando casi tan grande como su cabeza y el sonido de él fue el que le hizo mirar hacia atrás y verla.











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