Sakumi volvió a casa el 11 de octubre, un día antes de completar un mes de haberse perdido. La encontré bajo un auto cerca de donde vivo, la llevé con el médico y dijo que estaba bien, sólo muy delgadita y desnutrida. Sakumi es hija de Merlín e Isis y tiene un hermano llamado Osiris II. Me encargué de limpiarla, alimentarla y presentarla a su familia. Fuí feliz. Pero ella estaba desganada, triste, y aunque era jueves, el viernes y sábado pareció ganar peso y era casi la misma. Pero el domingo 14 se puso grave de pronto, vómito incontenible, diarrea y gritaba, víctima de dolor de abdomen. Me acabé el crédito del celular buscando un veterinario, pero en domingo todos están viendo tele con la familia y apagan sus teléfonos (caray) hasta que encontré a uno. La llevé corriendo. Demasiado tarde. Hipotérmica, sólo se quejaba. El dr. dijo pancreatitis. La durmió para que no sufriera. Y ayer recogí sus cenizas. Sakumi regresó para morir... en cierto modo estuvo bien porque murió en mis brazos y rodeada de amor, se despidió de los suyos. Pero yo sólo sigo aquí por los otros bebes, porque me necesitan. A veces vuelven, pero los diamantes de la alegría se vuelven cenizas. Vuelven para morir...