Peludos animalitos... yo y mi esposa también estamos enamorados de ellos.
Teníamos un macho siamés de unos 5 años (Hurón), que de casi siempre estuvo un poco achacoso. Fue llevarlo a castrar y a las pocas semanas empezó a enfermar hasta que dejó de respirar en mis manos el pobre corazoncito, en casa y enganchado a un catéter... no se puede describir el dolor que pasamos, ya sabéis.
Pero ambos, yo y mi mujer, tuvimos claro que íbamos a adoptar otro gato sin importar dónde hubiese que ir a buscarlo, y mejor si era siamés. Así dimos con Misifuz, que tendría 3-4 meses, hembra siamesa y bastante pequeñita ella. Muy mimosa y moderadamente juguetona, sólo mordía si la incitabas bastante, nunca le dio por echar una pata a la cara mía ni de mi mujer, como si ella supiese justamente lo que no debe hacer, como si realmente ella tuviese una capacidad para deducir; a las pocas semanas de tenerla, empezó a lamernos los brazos, las manos, la cabeza, la cara...
Con 6-7 meses la castramos porque ya se pasaba la mitad del tiempo en celo. Hoy tiene como 2 años y es el mejor animalito que nunca hemos imaginado: En cuanto no le damos distracción, se enrosca a dormir o reposar tranquilamente en alguno de sus sitios favoritos. Si la despertamos, ella encantada de vernos: y a revolcarse en el suelo y a estirarse de forma "provocativa". Si empieza a lamerse, con acercarle la cara o el brazo nos propina sus buenas sesiones de aseo gatuno. Estamos encantados los dos, y suponemos que ella también. Incluso cuando discutimos, es el gato el que siempre nos ayuda a tranquilizarnos; es el principal nexo que tenemos yo y mi mujer; cuando algo va mal, el gato nos consuela y nos quiere sin condiciones. Nos sorprende a menudo con algún correteo, postura curiosa, como cuando se deja la lengua asomando fuera de la boca cerrada, durante un rato considerable mientras nos mira moviendo la cabecita...