Sarita con solo dos meses y medio, pasaba los días maullando por las calles en busca de su madre.
Se había despistado de su camada y no paraba de llorar, así que varios vecinos tuvieron la "brillante idea de envenenarla".
Un vecino nos dio la voz de alarma y fuimos a por ella, cosa que hicimos sin esfuerzo porque es una gata muy cariñosa.
Ahora está a salvo, en casa de una compañera. Nos dice que sarita ronronea con su sola presencia,
que le gusta que la cojan y la achuchen contra su pecho.
Esta en Sevilla capital no puede viajar fuera hasta los tres meses.
Contacto: adopciones@defensafelina.org