No es la primera vez que hablamos de que los gatitos se desarrollan a través del juego. Es a través de estas actividades lúdicas que éstos se socializan, aprenden a comportarse en sociedad, se convierte en un cazador experto, etc. Hoy vamos a ver como sus primeras acciones de su vida les ayudan a convertirse en lo que serán de mayores.

Juegos con sus hermanos y hermanas

Es sobre la segunda semana de vida cuando los gatos de una camada empiezan a jugar entre ellos. Pequeños golpes con las patas, tratan de subirse al cuerpo del otro, pequeños intentos de morder, etc. Son intentos de imponerse a todo lo que se mueve, y da igual que los primeros intentos sean nefastos.

Día tras día, las capturas se hacen más firmes, las técnicas menos aleatorias y los asaltos más controlados. Nuestros futuros cazadores (que aún desconocen la existencia de ratones), aprenden mediante el juego que una presa de la naturaleza se mueve, huye, contraataca o se defiende

Juegos con su mamá

La mamá gata, que vigila de cerca a sus pequeños, deja que sus hijos jueguen e incluso participa sin que éstos se den cuenta. Por ejemplo, ésta puede mover la punta de su cola y la agita suavemente para que sus pequeños practiquen una especie de “ataque hacia la cola” en toda regla.

La madre sabe que está enseñándoles gestos esenciales en la vida de un gato. Con ellos sabe que los pequeños están poco a poco cobrando conciencia de sus fortalezas y de sus debilidades, conociendo mecanismos de defensa del territorio, aprendiendo técnicas para inmovilizar a una presa,… y con todo ello, ganando confianza en sí mismos.

Un gatito curioso que no tiene miedo de los ruidos y se centra en el otro se convierte en un adulto equilibrado con un comportamiento ejemplar en cualquier hogar.

Reglas de conducta

Por cierto, a través de estos juegos la madre también les inculca a los pequeños buenos modales en la manada. Un ejemplo es la corrección que hace a los que muerden muy fuerte para hacerles ver que no es necesario si no se enfrentan a una presa.

A través de este aprendizaje el gatito se socializa y le inculca la cultura de los ronroneos y las caricias en lugar de las mordidas y los arañazos. Una vez separes al pequeño de la madre debes continuar con ese trabajo: cuando juegue contigo no dejes que te haga daño con sus dientes y garras. Detén el juego inmediatamente, repréndelo con voz severa y haz que sea tu amigo y tu protector.

Descubriendo los ruidos, la paciencia, la precisión,…

Seguro que admiras la capacidad que tienen los gatos para moverse en silencio, la paciencia que tienen para esperar, su sentido del equilibrio, etc. Pero debes saber que éstas cualidades no han llegado solas. Jugar con pelotas, bolas de papel, plumas, hojas, etc. le familiariza con los ruidos o los crujidos. La búsqueda de una mariposa en el jardín o de una mosca en casa le enseña paciencia y precisión. ¡El juego es la escuela de la vida del gato!