¡Hola buenas!
Veréis, os cuento la situación: mi novio adoptó una gatita de 7 meses hace unas cinco semanas, ya que se ha ido a trabajar a otra ciudad y siempre le han gustado los animales, y ahora que vivía solo podía tener una mascota. Hablando con la protectora sobre que se pasaría bastantes horas fuera de casa y que viajaría a menudo para visitarnos en la ciudad no pareció haber problemas para adoptarla, pese a que es una gatita bastante mimosa. Todo parecía estupendo, hasta que se dio cuenta de que al pasar unas 10 horas fuera de casa trabajando la gata parecía estresada y soltaba muchos pelos. La cosa fue a peor cuando, tras estar cinco días fuera de viaje (dejándole comida, agua, juguetes y demás) a la vuelta la gata estaba muy, muy, muy triste y había dejado muchísimo pelo, y nada más verle no se despegaba de él y lloraba mucho.
Lo único que hemos pensado es que cada vez que se vaya de viaje (no puede traersela por su madre) es dejársela a un compañero del trabajo -aunque por ahora nadie se ofrece-, y que así esté acompañada los días que esté de viaje. No obstante aun estando el día fuera la gata ya parece estresada. En fin, no sabemos qué hacer, la única opción es devolverla a la protectora porque a mí tampoco me dejan quedármela... Y no vemos muy viable el adoptar otro gatito. Pero pienso que tampoco debería devolverla así como así, ya que la ha adoptado, aunque tampoco queremos que acabe muriéndose de pena...
¿Qué opináis?