Hola, primero paso a explicar este extraño fenómeno al que me enfrento: El 28/12/13 me encontré un gato adulto (luego de una visita al vete descubrimos que tiene al rededor de 5 años), macho, castrado en estado de shock, con un golpe de calor (Soy de Argentina y aquí se pasa un verano muy fuerte) y me lo traje a casa esperando encontrar a su dueño. Como soy una persona muy ansiosa (tengo miedo todo el tiempo de que se salga por la ventana, que se trague algo que no debe, que me tire algo de algún mueble), si el dueño no lo reclamaba a la brevedad, lo pensaba dar en adopción responsable. El dueño no dio señales de vida y como el gato se mostraba cariñoso con mi novio y conmigo, decidimos quedárnoslo (a pesar de mi ansiedad). Hasta el lunes de ésta semana, el gato era un amor total, una cosa nunca antes vista por mis ojos: Desde que llegó, comió, bebió, hizo sus necesidades en un recipiente con piedritas (todo improvisado, ya que llegó una madrugada, de imprevisto), luego durmió al lado del sillón, en el piso. Una noche por corte de luz (y mucho calor) nos fuimos a la casa de mi suegra a dormir, para lo cual tuvimos que meter al gato en un bolso (no tenía transportador para gatos) y fuimos, y se adaptó muy bien, hizo lo mismo que cuando llegó acá. Comió, bebió, pidió mimos, nada extraño. No se veía estresado para nada. En año nuevo tuvimos 15 invitados en un departamento mediano y tampoco se mostró nervioso, los fuegos artificiales y los truenos tampoco lo asustan y salvo contadas veces en las que mira fijo por la ventana, no pareciera que intentara escaparse. Además de todo eso es muy mimoso, ronronea, amasa con sus patas y se refriega, generalmente. Lo único que quizás podía parecer molesto de su comportamiento era que a la hora de la comida intentaba acercarse y pedir (ni siquiera robar, pedir.) pero esto se arreglaba con alzarlo y bajarlo al piso y con decirle que no cuando intentaba subirse por el otro extremo de la mesa. Incluso lo asustaba con un trapo para que se bajara y luego de dos o tres intentos, se rendía. Todo este comportamiento más que bueno para lo que suelen ser los gatos se mantuvo hasta este lunes. El lunes por la mañana lo llevamos al veterinario, para que le hicieran un checkeo general y le terminaron dando la vacuna antirrábica. Y acá es donde no sé si es un conjunto de cosas o quizás solo una de ellas que le cambian el humor. El lunes por la tarde se mostraba irritado, al punto de escucharnos hablar y mover la cola, porque sí y que cuando intentábamos mimarlo, se volteaba y nos mordía y arañaba con violencia (antes siempre cuando estaba acostado y lo tocábamos se volteaba panza arriba y hasta le gustaba que le acaricien la panza y el pecho, que no es muy común en gatos. Además solía ronronear y pedir más mimos), con lo cual le di un par de cachetadas y le dije NO y a partir de ahí estoy intentando evitar tocarlo en demasía para que no se enoje y me muerda. El problema es que a la mañana se sube a mi colchón (estamos durmiendo en el comedor del departamento porque ahí está el aire acondicionado, la habitación por el momento está inhabilitada del resto de la casa) y me ronronea y me amasa, claro indicio de que quiere mimos, con lo cual lo acaricio y lo mimo y le hablo hasta que se acuesta en mi cuello/cabeza, y antes podía seguir mimándolo. Pero ahora si intento seguir acariciándolo cuando se echó, comienza a mover la cola y al cabo de un minuto se va enojado a otro lugar donde pueda acostarse. No entiendo qué quiere. A este comportamiento se le agregó esta semana, intentar romper cosas, que antes no lo hacía. Ayer descubrí que le clavó una vez las uñas a la cortina del baño, le hizo tres agujeritos. Y también ayer se "peleó" con mi colchón inflable y lo rompió, e intentó tironear de la bolsa del tacho de la basura porque recién habíamos tirado restos de carne y huesos y por eso lo retamos. También el otro día jugando con su hilito se enojó y bufó, no mirándome a mí. Mirando la nada, como si sintiera frustración, a pesar de que siempre lo dejo cazar a su presa. Todo esto que expliqué, ahora se me ocurre que puede darse por uno, varios, o todos de los siguientes factores:
1) Últimamente con los líos que hace, lo estoy retando más seguido aunque trato de que no, cuando me exaspera, tiendo a levantarle la voz y a darle toques (no le pego fuerte, pero si puedo llegar a empujarlo con los pies o a cachetearlo en el muslo), y esto pasa más frecuentemente desde el lunes.
2) Desde que vino le dábamos de comer lo que teníamos a mano, entre ello, pollo cortado pequeño, balanceado que nos dio un poco mi suegra de la gata de ella, y golosinas para gato de Royal Canin que nos regaló una amiga. Alternábamos entre estas cosas, pero mayormente balanceado, y como tenía costumbre de seguirnos hasta la heladera e intentar hasta meterse o curiosear por ahí, cuando no tenía comida en su plato, le daba un poco de alguna de esas cosas. Luego el balanceado se me terminó y por todo un día le di pollo hasta que fui a comprarle más alimento. A partir de ahí casi no le dimos otra cosa que el alimento (que por cierto lo recibió bien y siempre lo comió bien). Por ende, quizás también es un factor de estrés que le haya cambiado la dieta a solo balanceado. Es decir, le he dado alguna que otra cosilla aparte, pero ya no TODOS LOS DÍAS como era antes.
3) Puede que no tenga tanta libertad como desea. Siempre intento, dentro de lo posible, dejarlo andar como quiera. Lo dejo meterse a la ducha y hasta le lleno un balde con agua porque le gusta tomar de ahí. Lo dejo subirse a la mesa para que duerma porque no es la que usamos habitualmente para comer, lo dejo dormir donde le plazca, en general. NO lo dejo meterse al armario, NO lo dejo meterse al cuarto, NO lo dejo subirse a la mesada, NO lo dejo intentar subírseme, o al sillón, o a la mesa cuando estamos comiendo. Lo dejo bajo supervisión estar cerca de la ventana abierta mucho rato Etc, pero mientras no haga ningún daño, po regla general, lo dejo andar, y quizás aún así no le es suficiente.
4) Tal vez en su anterior hogar tenía otros animales con los cuales socializaba. Yo intento jugar con él, pero a veces simplemente no responde al juego, por lo cual nuestra relación se basaba más bien en mimos, y desde su estado defensivo, ni siquiera eso y tengo miedo que eso lo ponga ansioso o lo deprima.
5) La vacuna pudo haberle causado algún tipo de malestar, estos días. Se la dimos el lunes y estamos a jueves y sigue con su mal humor.
No entiendo qué pasa, no sé qué hacer. Por favor alguien ayúdeme. Quiero que recupere el buen carácter que tenía. Quiero que siga refregándoseme en las piernas porque sí. Quiero mimarlo y acariciarlo y que sea un gato feliz. No quiero un gato que sufra una vida llena de vacío, no quiero que se deprima o que ande siempre molesto.